El Esportito

jueves, 4 de agosto de 2011

Cuando se Juzga el Arbitraje (publicada en 2007)


Cuando vemos un partido de futbol, siempre estamos atentos a lo que hacen o dejan de hacer los jugadores en la cancha, a cuántos balones atajan los porteros y hasta nos atrevemos a aplaudir o a criticar los cambios que hacen los directores técnicos desde la banca. Pero pocas veces nos ponemos a reflexionar sobre el determinante trabajo que desempeña un árbitro en el terreno de juego.

Los árbitros mexicanos son duramente criticados por sus actuaciones semana a semana, tanto por jugadores, entrenadores, aficionados y medios de comunicación, la mayoría de veces culpándolos de influir con sus decisiones arbitrales el resultado final del encuentro.

Es fácil culpar a los de negro cuando tu equipo no supo como anotar un gol más, cuando se fallaron muchos pases, cuando lo entrenado durante la semana no funcionó y en muchas otras circunstancias; pero raramente vemos críticas hacia los silbantes por parte del equipo que ganó y se llevo los tres puntos, a lo mucho escucharemos el clásico, pero verdadero: “pueden equivocarse como todas las personas, a final de cuentas nadie es perfecto”.

Alrededor del mundo podemos observar características similares entre los silbantes, quizá la más clara sea la falta de autoridad en la cancha, pues en algunos partidos observamos como se llevan reclamos, insultos, empujones, puñetazos y hasta cabezazos.
 En otros deportes, como el futbol americano, baloncesto, tenis, beisbol por nombrar algunos, los árbitros son los hombres más respetados de la cancha, pues ejercen su autoridad y sus decisiones son inapelables, aunque el señalamiento haya sido incorrecto. Es verdad que han existido agresiones a estos a lo largo de la historia, pero los castigos aplicados son ejemplares y evitan que ese tipo de situaciones vuelvan a suceder.

También es cierto que en muchos partidos los árbitros cometen errores garrafales y en alguna ocasiones sus actitudes son prepotentes como las de “chiquimarco” Rodríguez, pero debemos saber que hacen su mayor esfuerzo en la cancha, que entrenan arduamente durante la semana y sobretodo, que llegar a primera división les costo mucho tiempo y dedicación.

Estamos en todo nuestro derecho de exigirle a los silbantes que dirijan un partido lo mejor posible, pero en esta profesión es difícil tener una actuación perfecta, y aunque así lo fuera, seguramente el equipo derrotado y sus aficionados excusarían su caída con al trabajo del juez central.

En la historia del futbol moderno, se conocen pocos árbitros consentidos y que con su forma de pitar un partido se ganan el respeto de los jugadores. Uno de ellos es el árbitro italiano Pierre Luigi Colina, conocido por su cabeza rapada y ojos saltones, el cual dirigió un sin número de partidos en la Serie A italiana, Liga de Campeones, Eurocopas y Mundiales de Futbol. Su convivencia con los jugadores iba más allá de los 90 minutos y muy rara vez se le reclamaba una decisión. Sus buenas actuaciones lo llevaron a pitar los partidos más importantes habidos y por haber en el mundo del futbol e incluso actualmente se le puede ver en comerciales de televisión.

El arbitraje en México es bueno, en comparación a Centroamérica y algunas partes de Sudamérica, aún falta un largo camino para alcanzar a los arbitrajes europeos de primer nivel. No debemos olvidar que el trabajo de los silbantes es aplicar justicia en el deporte y sancionar adecuadamente a quienes violan las normas establecidas del juego.

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