El Esportito

lunes, 8 de agosto de 2011

Propósitos para renovar el amor por el futbol (publicada en 2008)



Estimados lectores y aficionados al deporte, estamos comenzando un año más, en el cual seguramente muchos de nosotros nos comprometimos a cumplir cada uno de los objetivos en la lista de propósitos para este 2008, aunque probablemente para mediados del año notemos sin mucho asombro que nuestra lista siga intacta y nuevamente nos propongamos a intentar alcanzar todas las metas, por  más imposibles que parezcan.

Ahora los invito a imaginar por unos momentos como sería la lista de propósitos de un aficionado, fanático y enamorado del deporte. Antes que nada, debo avisarles que es mera coincidencia si se llegan a sentir identificados con uno o más de los siguientes propósitos.

Primero que nada sería adquirir la nueva “piel” del equipo favorito, comprar la playera oficial o no tan oficial del equipo de sus amores, aunque las de ahora parezcan más automóviles de Fórmula 1 que playeras de futbol, por tantas marcas y patrocinadores que aparecen impresas en ellas.

Uno más sería agendar las fechas importantes, aniversarios y clásicos del equipo en cuestión, ya sean para torneos de Libertadores, de Concacaf, Mundial de Clubes o simplemente los 17 partidos de liga, porque por más aburridos que sean siempre estamos al pendiente de lo que ocurran los 90 minutos.

Otro sería la clásica promesa de prometer fidelidad, de entregarse y apoyar en los buenos y malos momentos al querido equipo, por más enojos, corajes y decepciones que causen, estas últimas sobretodo van para los aficionados del Puebla, Tecos y Veracruz que están muy cerca del descenso.

También se habría que poner veladoras, idolatrar a los jugadores “importantes” y rezar mucho por que los refuerzos se acoplen rápido al grupo y den muestra de ello con resultados, ya que supuestamente los equipos funcionan o no, dependiendo de si sus figuras están en buen nivel.

Como en todo buen amor, los detalles no pueden faltar y en la lista debe estar, el ir a ver por lo menos un partido de nuestro equipo favorito, llevarle banderas, tambores y todo aquello que sea necesario para que se sienta defendido por los suyos o ya si está muy difícil viajar, al menos comprar las típicas tazas, toallas, peluches, plumas, carteras y en estos tiempos hasta celulares y computadoras con el emblema de tu equipo.

Las palabras son importantes, por lo que aprenderse el “Himno de tu club”y cantarle de vez en cuando, por más ridículo que sea, sería una muestra de la inclinación y fuerte apego que tienes a sus colores.

Otro sería no estar celoso de aquellos aficionados que pueden ver a sus equipos en torneos internacionales, codearse con los grandes del continente. 

Uno muy fácil de cumplir sería defender de insultos y de las quejas incesantes hacia nuestro equipo cuando por ayuda del árbitro e inmerecidamente sacamos la victoria, aunque también sabemos que es muy difícil reconocer cuando perdemos y más cuando es un partido donde se habían puesto muchas esperanzas, la cabellera y unos cuantos pesos.

Este es casi imposible de cumplir para los aficionados y para los directivos de nuestro fútbol, perdonar a los jugadores por faltas de concentración, por fallar un penal, por hacerse expulsar infantilmente en juegos importantes, por malos entendidos, por declarar verdades del interior del grupo cuando no se ve por donde pueda caminar el equipo, propósito del cual si no se llegara a cumplir, vendrán como en cada temporada despidos y bajas en cada uno de los equipos.

Un último propósito, sería tratar de entender y justificar a los árbitros, pues siempre antes del inicio de cada partido tenemos mucha fe de que haya un buen arbitraje o por lo menos de que si no lo es, perjudique a los contrarios, aquí si no creo que se propongan a evitar usar palabras altisonantes en contra de ellos y de los jueces de línea.

El aficionado no toca el balón, no pone alineaciones, no dirige en el partido desde la banca, no hace pretemporada, ni gana un sueldo por apoyar, pero si es capaz de gastarse el suyo por ver y disfrutar a su equipo del alma, aquel equipo que logra enchinarle la piel con tan sólo saltar al campo, aquel equipo que le ha dado muchas alegrías, por el equipo que lo hace emocionarse cuando anota un gol, pero el mismo que también lo hace lamentarse, sufrir, gritar e incluso llorar si su equipo no logra los objetivos.

Es por esto y más que el aficionado es una parte fundamental de este deporte, es especial por que año con año sueña con un campeonato e implora ver brillar desde lo alto a su “estrella”, el equipo de sus amores.


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